La buena
suerte está en nuestro interior, siempre nos acompaña en nuestro camino vital;
tan sólo tenemos que saber cómo hacer para que se materialice en nuestro
acontecer diario y adopte una forma tangible que no nos abandone nunca.
Para que
la buena suerte se manifieste hemos de realizar un trabajo interior que
consiste en desarrollar y cultivar dones como la autoestima, la autoaceptación,
la confianza, la seguridad en uno mismo, la gratitud, el amor y la solidaridad
entre otros. De esta manera vamos tejiendo poco a poco una amplia red de
energía positiva a nuestro alrededor.
Cuanto mayor
bien damos y hacemos por los demás, mayores bienes recibimos nosotros. Esta es
la clave de la buena suerte. Cuantos más pasos hacia adelante demos en nuestra
mejora interior y más íntegros y humanos seamos más cerca estaremos de alcanzar
lo que más deseamos.
Además es
fundamental que estemos siempre abiertos y receptivos a todo lo nuevo que surja
en nuestro día a día sea del tipo que sea. Lo inesperado siempre atrae a la
buena suerte.
LA BUENA
SUERTE NO SE HALLA EN LO QUE NOS OCURRE SINO EN CÓMO LO INTERPRETAMOS. Transformar lo negativo en positivo es todo
un arte que todos podemos llevar a la práctica si tenemos plena confianza en
nuestra capacidad, en los demás y en la vida.
LA BUENA SUERTE SIEMPRE ESTÁ AHÍ ESPERANDO QUE VAYAMOS A
SU ENCUENTRO.
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