Para poder llegar a ser nuestro propio
guía vital primero hemos de aprender de
otro u otros que hayan pasado por un
proceso igual o similar al nuestro y que estén plenamente dispuestos a darnos
ese apoyo que ahora necesitamos.
Es fundamental que la persona que nos
acompañe en nuestro camino hacia la mejora esté siempre de nuestro lado en
todos los aspectos, que sea totalmente afín a nosotros, que comprenda
perfectamente nuestras circunstancias y que demuestre claramente y en todo
momento que nuestro avance es su tarea prioritaria, por encima de otros
aspectos, hasta lograr los resultados
esperados.
Debemos tener en cuenta que aprender a
través del coaching espiritual no es
imitar, aceptar imposiciones, o dar
pasos con los que no estemos de acuerdo
o no se ajusten a nuestras posibilidades.
Aprender es estar dispuesto a ser acompañado, a ser escuchado y a ser guiado en nuestra
experiencia vital y, a su vez, prestar
la máxima atención a todo lo que pueda
servir nos de ayuda en este momento.
Una vez que hemos completado el
aprendizaje con nuestro guía personal ya estamos listos para dirigir nuestra
propia vida pero siempre teniendo en cuenta que si en el futuro necesitamos algún
aporte o refuerzo añadido nuestro coach estará ahí, dispuesto siempre a echarnos una
mano.
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